Dentro de la cultura acambayense existe un lugar por excelencia, en el que ricos y pobres, personas del centro y de comunidades, se dan cita para disfrutar de un trago, platicar con sus panas o simplemente arreglar sus diferencias por medio de unos putazos. Estamos hablando del Reloj de cuatro caras de nuestro municipio.
Por Noé Álvarez
Es bien sabido que en cada fiesta o celebración en nuestro municipio, este lugar es el punto de reunión por excelencia de todos los acambayenses, pero conoces su historia, hoy en Acambay Histórico te la contamos.
Su historia se remonta a principio del siglo XX, específicamente en 1930 durante el gobierno fugaz de Honorato Serrano Navarrete (1930-1931), cuando comenzó la primera etapa de un construcción recubriéndolo con tabique rojo, con un estilo Art Decó, que podemos apreciar en nuestro país en construcciones como la Torre El Moro (Torre de la Lotería Nacional) o el Palacio de Bellas Artes.
Mientras que para 1936 comienza su segunda etapa para culminarse en 1938 siendo Presidente de la República, el General Lázaro Cárdenas del Río; Wenceslao Labra, Gobernador del Estado de México y José Trinidad Rojas, Presidente Municipal de Acambay.
Una diferencia muy notable que podemos observar antes de su remodelación es que nuestro reloj se encontraba al raz de suelo, no contaba con escaleras, tan grande como las de ahora, ni jardineras. Tuvieron que pasar 40 años para darle mantenimiento.
Fue hasta 1970, cuando gobernaba Roque Peña Arcos (1970 a 1972), que gracias a un programa para la remodelación de pueblos por parte del Gobierno Estatal, donde nuestro emblemático reloj se sometió a una cirugía a corazón abierto en la que se eliminaron las plataformas que caracterizaban su estilo y las jardineras que complementaban al monumento, además de la alteración en el diseño de la escalera y columnatas.
La maquinaria del reloj es de origen alemán aunque en la carátula del interior se alcanza a apreciar la leyenda “La Perla México”, lo que hace referencia a la empresa distribuidora al interior de nuestro país; según Juan Vianey Valencia Guardia relojero certificado por la Casa Bergeon & Cia. de Le Locle Suiza y quien en la actualidad da mantenimiento a la máquina.
En 2012 se llevaron a cabo trabajos de restauración de la torre inspeccionados directamente por el Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH donde se liberaron las capas de barniz y de material disgregado, se reintegró la fachaleta y la aplicación de una capa protectora para barro.
MITOS Y LEYENDAS
Entre los mitos y leyendas que se cuentan de este reloj es el que menciona que por debajo del reloj se encuentra un pasadizo que conecta el Palacio Municipal con la Iglesia, del cual se conoce muy poco, pero existen personas que afirman haber entrado.