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miércoles, diciembre 02, 2020

La Cárcel de Tixmadejé | Acambay Histórico

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En una de las comunidades más antiguas del municipio de Acambay, existe una edificación natural que sirvió durante muchos años como cárcel o calabozo para las personas que  cometían delitos o infringían las normas comunitarias.

Si prefieres, puede escuchar nuestro podcast en Spotify.

Ubicada en Tixmadejé Centro o Tixmadejé Grande (Santa María Tixmadejé) se trata de una roca cuyo interior sirvió como un castigo y aislamiento para aquellas personas que cometían crímenes menores o desobedecían a las autoridades de la misma.

Esta roca forma parte de la estructura de una pequeña peña de la localidad, que durante el terremoto de 1912 se desprendió y cayó en ese lugar; tiempo después los pobladores de esta localidad quisieron romper esa estructura con herramientas rudimentarias, o sea, a pico y pala.

Al ver que no se podía romper tan fácilmente esta roca por las gigantescas dimensiones que ocupaban, decidieron adaptarla como el calabozo de Tixmadejé, a principios de la década de los sesentas.

Quien inició con este acondicionamiento fue el señor Inocente Ruíz, doctor de la comunidad, cuya casa se localiza en frente de esta roca, ahora es una tienda, quien desempeñara el cargo de Delegado, utilizando el método de usos y costumbre de las comunidades otomíes.

Las personas que tenían el infortunio de caer en este lugar, llegaban a permanecer más de 72 horas, es decir tres días, en oscuridad profunda durante la noche, en medio de la tierra con la que está hecho el piso.

Un dato que es de destacar es que los presos no todo el día permanecían todo el día encerrados, durante las horas de luz, cuentan que se les obligaba a hacer trabajos comunitarios, precisamente eran los trabajos que ellos o no querían hacer o ayudaban a culminar los que estaban en proceso, como la corta de pasto, creación de caminos, limpieza de hierba, pintar las escuelas, por mencionar algunos.

Además, se le imponía una multa económica, lo que no se sabe bien es si con la multa se les eximía de pasar tiempo en el calabozo, si la multa se paga además de permanecer ahí o si con la multa el tiempo de castigo disminuía.

Sumado a las condiciones casi inhumanas en las que vivían los presos de la localidad, este espacio no contaba con sanitario, lo que orillaba a las personas que se quedaban encerrados ahí a hacer del baño. Lo mismo a la hora de comer

Lo que no sabemos es si en ese lugar se hacia el aseo, pero dadas las características del lugar y tratándose de un castigo se duda que este lugar se mantuviera limpio.

Fue casi después de tres décadas  cuando en 1994, la Comisión de Derechos Humanos  del Estado de México, acudió a la comunidad de Tixmadejé, por un llamado de una persona que no quiso pagar su sanción y su familia de este sujeto fue la que denunció los hechos.

En ese mismo año, el que fuera delegado de la comunidad, Don Santos Bernardino Martínez fue acusado por violación a los derechos humanos de los detenidos, sin que este espacio contara con las condiciones dignas  para albergar un lugar de confinamiento.

En la actualidad, existe esa piedra, tiene una reja y en su interior se utiliza como basurero, para la quema de basura. En los alrededores pues las personas  se ponen a tomar y pues no se le encuentra otro uso de espacio.

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